No suele escribir críticas, ni siquiera valorar servicios cuando le envían emails, simplemente porque nunca ha sentido la necesidad, pero esta vez, explica, sintió la obligación de hacerlo. "Hoy día 22/12 hacía las 11:15 horas de la mañana en la calle Conde Aranda uno de sus conductores de la línea 32 (dirección Santa Isabel) ha tenido un comportamiento muy poco correcto", afirma en el encabezamiento de su queja formal a la empresa que gestiona el servicio de bus urbano en la capital aragonesa.
Pasajeros esperando al autobús urbano en Zaragoza / ARAGONEWS
En el relato de los hechos, explica esta usuaria habitual de este servicio de transporte, que al entrar con el carrito de un bebé, el conductor de la línea mencionada le ha solicitado que plegase el carro. "Obviamente no; esto me lo decía porque, según él, había otro en el interior y no podía subir", relata en su queja formal.
"Yo le he dicho que no había ninguno en el autobús en ese momento, pero él, desde su asiento insistía de manera brusca que sí que había", añade Pilar. Incluso los pasajeros, según argumenta, han intervenido para aclararle que no había carrito alguno, y que ya se había bajado antes.
"En ese momento ha parado el bus y ha salido de su asiento , confirmando lo que todos le decíamos", dice Pilar. Ha dejado subir a esta usuaria con su carrito de bebé. Ha sido entonces, cuando para esta zaragozana, se ha producido el momento más desagradable. "Nada más subir al autobús, y casi sin llegar a validar la tarjeta, ha acelerado tan fuerte que casi me caigo, carro incluido. ¡¡Una vergüenza!! Hasta la gente le ha llamado la atención", añade molesta.
"Por suerte, solo ha sido un susto y un mal gesto en mi pie, pero me llega a pasar algo a mi o al bebe y les aseguro que la queja no hubiera sido por aquí", asegura todavía recordando con fidelidad el suceso.
"ES UN SERVICIO DE CARA AL PÚBLICO"
Para Pilar, no es la primera, ni la segunda vez que tiene encontronazos de este tipo con los
conductores de bus. "Creo que como norma debería ser obligatorio no poner en
marcha el autobús hasta que los carros estuvieran colocados en su sitio y no
por el pasillo", propone.
Pilar recuerda también en su escrito que es un servicio público en el que, más allá de conducir correctamente, deben recordar que llevan personas. "He presenciado en otros momentos cómo arrancaban cuando gente mayor justo validaba la tarjeta y apenas podía sujetarse, tambaleándose por la marcha", recuerda.
Por último, añade, quiere dejar claro que en otros casos el servicio ha sido muy correcto. "Pero es una pena que por la mala educación de alguno, la puedan pagar todos. Cuando escribo esto, no pienso en la empresa que les gestiona, ni en los conductores en general, sino en aquellos que, por la razón que sea, no están a la altura de las circunstancias. Algún día podría pasar algo y es mejor prevenir, respirar y sobre todo, tener siempre un mínimo de educación", añade Pilar.
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