Cuando un club no paga y cierra y los que lo pagan son sus socios: "No poder ir es perder salud"
El cierre del centro Ranillas Urban Club, situado en el parque Luis Buñuel de Zaragoza el pasado mes de enero "sin previo aviso", según cuentan muchos de sus usuarios, ha dejado a más de uno sin palabras.
"No poder ir es para mi perder salud", explica una socia que lleva más de 10 años acudiendo al spa, un centro que define como "curativo" de cara a sus afecciones circulatorias.
Más de 600 firmas recogidas
"Es urgente su reapertura, por su demostrada contribución en la terapia y rehabilitación de afecciones, contracturas y dolencias musculares y de las articulaciones que muchos padecemos", relatan los socios en un papel que han presentado al Ayuntamiento de Zaragoza tras recoger más de 600 firmas.
Insisten en que no representan a nadie más que a ellos, los usuarios, "que estamos resintiendo en nuestra salud física y psíquica los efectos de las desavenencias entre quiénes deben decidir la reapertura del Centro", añaden.
Se suman con sus firmas a la petición de los trabajadores, que denuncian impagos por parte de la anterior concesionaria. Esta empresa, según fuentes sindicales, ha dejado una deuda de 1,19 millones de euros con el Ayuntamiento de Zaragoza.
Estos trabajadores amenazan con huelgas y concentraciones indefinidas mientras los socios pagan por estos impagos y el posterior cierre: "Este centro tiene mucho potencial y muchos clientes fijos a los que nos encantaría que tuviera la gestión que se merece", sentencian.
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